Mercante busca realzar la honestidad del material con el que trabaja. La premisa de su producción se basa en prestar atención a lo que hay disponible, incluso cuando cierto grado de azar se presenta en la construcción de los objetos. Estos modos de aproximación a su material principal, el acero, se revelan en el diálogo continuo entre la técnica y la herramienta.
Su profesión es eminentemente práctica, un hacer que parte de la observación detenida en los materiales para así aprehender tanto su potencial como sus límites. En este sentido, el taller, ese espacio donde los saberes circulan desde la experiencia, se vuelve campo de experimentación para la destreza del oficio. De este ejercicio constante surgen nuevas formas para resolver una pieza o dar con una idea, pequeños corrimientos sobre aquello que, por lo general, se supone de una única manera.
Sus piezas podrían considerarse como el devenir entre la forma formante y la forma formada, entendiendo a la primera como aquella que guía y estructura el proceso de creación; en contraposición a la segunda, el resultado concreto. Es la distancia que media entre ellas la que va transformando cada pieza en la que se identifican gestos simples como la repetición, la asimetría y el contraste material.
Este compromiso sostenido en el hacer, la revalorización del error como un signo del proceso de manufactura, y la búsqueda entusiasta por la complejidad técnica son características de sus piezas que se mueven entre el mobiliario y la escultura.