Guardo conmigo varios libros robados de la biblioteca familiar. Todas mis lecturas están siempre activas, en el sentido en que son material de consulta del día a día. Mis libros se mueven constantemente por mi espacio de trabajo sin lugar designado. La biblioteca sostiene esta premisa del movimiento, poder llevar los libros, moverlos como un conjunto. Armar y desarmar ese conjunto para encontrar otro sentido en los libros que cada vez se reordenan distinto.